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Fotos, Lorenzo Carnero

Málaga ha sido y sigue siendo cuna  de personajes ilustres de renombre universal: literatos, artistas, deportistas, políticos o religiosos. Sin embargo junto a estos, hay muchas personas que, como el ingeniero Isidoro Zorzano, han pasado desapercibidos, pero que han dejado una estela de bondad, ejemplaridad y buen hacer a través de su trabajo diario, del trato personal con sus amistades o de su generosidad en el servicio a los demás. 

El domingo pasado, las más de 700 personas que asistimos a la jornada que la Fundación Cultura y Sociedad organizó en el Palacio de Ferias, con el fin de  rememorar y resaltar las virtudes humanas y cristianas que impregnaron la vida de Isidoro Zorzano, disfrutamos de un ambiente familiar y festivo que traslucía la alegría y el calor humano, que Isidoro  supo transmitir en los lugares donde desempeñó su trabajo profesional y las numerosas actividades culturales, sociales o religiosas en las que se empeñó durante su estancia en Málaga.

Es reconfortante en los tiempos que vivimos, comprobar cómo puede atraer la atención de tan numeroso auditorio, -¡sin que sonara un solo móvil!-, el relato de la sencilla vida de una persona que, como la de este ingeniero en proceso de canonización , no fué nada extraordinaria pero sí  muy sacrificada y generosa. Supo enfrentarse con decisión y alegría a todas las dificultades profesionales, familiares y sociales que le rodearon.  El joven Ingeniero Industrial aterrizó  en Málaga en el año 1928,  destinado en los Ferrocarriles Andaluces y durante los ocho años que permaneció en  la ciudad, experimentó un intenso proceso de maduración en su vida profesional, social y espiritual.

Durante los tiempos tormentosos de la II República que le tocó vivir en Málaga,  mantuvo una relación poco amistosa con el jefe de su oficina, por su condición de católico. Fué denunciado también por la misma razón, cuando fué profesor auxiliar de la Escuela Industrial  hasta el punto de tener que presentar su dimisión y detenido por mantener una reunión como  miembro de la Junta diocesana de la Acción Católica considerada ilegal, hasta el punto de ser perseguido para matarlo. Estas fueron algunas de las dificultades a las que tuvo que enfrentarse y que se unieron a los acuciantes problemas económicos de su familia, que le obligaban a pluriemplearse para enviarles una exigua ayuda económica de 400 pesetas mensuales.

Pero lo verdaderamente relevante no está en estos retazos tan difíciles de su vida, muy bien esbozados por Enrique Muñiz, autor de Isidoro 100% y ponente de la jornada, sino que fué su ejemplaridad, que se manifestó en su constante espíritu de servicio hacia los compañeros de trabajo, sus amigos o necesitados, inspirado por un profundo sentido de justicia social. 

En ese ambiente familiar e intimista que se respiraba durante toda la jornada, fué significativa la presencia de la familia de la Torre Prados, representada por el Alcalde junto a Chari, la esposa del Fiscal Luis Portero, asesinado por ETA en Granada, e Isidoro, el hermano menor a quien sus padres bautizaron con ese nombre en recuerdo de Isidoro Zorzano, La famosa fábrica de miel, propiedad de la familia, instalada en el bello pueblo de Frigiliana y la construcción de una central eléctrica, fué el vínculo de una amistad duradera e íntima con ellos.

Isidoro, hizo de su trabajo un medio de santificación como le enseñó San Josemaría cuando despertó en él su vocación al Opus Dei: “ Para sustituir su puesto en Ferrocarriles tuvieron que poner a tres personas”así fué la intensidad de su dedicación profesional. Otros testimonios recogidos por el biógrafo señalaban que “todo en él era muy normal a la vez que muy ejemplar: era trabajador, tímido pero constante, sonreía, tenía detalles de servicio con unos y otros, era amigo de sus amigos…”.

Como acertadamente dijo D. José  Carlos Martín de la Hoz, ponente asimismo de la jornada, Isidoro Zorzano fué un “santo sin morir, disfrutó de la confianza de Dios y de San Josemaría, fué en definitiva un cómplice de Jesucristo”,  hasta su fallecimiento a la edad de 40 años.. Nos animó a pedirle “pequeñas cosas” pero con constancia. Más de 5000 testimonios de personas de todo el mundo confirman los favores personales recibidos de Isidoro por su intercesión. Estoy convencido de que el domingo, en el Palacio de Ferias, ya nos hizo el primero…

Publicado en Diario Sur

Jorge Hernández Mollar

Nací en Melilla. Licenciado en Derecho, funcionario del Cuerpo Superior de la Administración de la Seguridad Social, Subdirector Tesoreria S.Social en Málaga. Senador, Diputado a Cortes y Diputado al Parlamento Europeo..Subdelegado del Gobierno en Málaga Colaborador del Diario Sur. Málaga Hoy, MelillaHoy, Diario SigloXXI,El ConfidencialDigital. El Adelantado de Segovia, La AlternativaDigital, Malagareporter, CanalMálaga, Viva Málaga. La Paseata. 1o1TV y Canal Malaga radio

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