Los Retos de Rajoy
Todo parece indicar que si Dios no lo remedia, vamos a asistir, una vez más, a una campaña orquestada por quienes persiguen, a través de sorpresivas “opiniones y filtraciones” liderar lo que ellos entienden como cambios necesarios para que por enésima vez, se vuelva a centrar el Partido Popular ya que al parecer y según ellos, se está escorando excesivamente a posiciones radicales y muy conservadoras.
Curiosamente esto lo opinan algunos personajes del Partido que nunca se han atrevido a discutir una sola coma. de las importantes decisiones que en estos últimos años han marcado la trayectoria del Gobierno de José María Aznar. Decisiones que merecieron los aplausos y loas de quienes entonces “disfrutaban” del poder y que algunas de ellas recibieron una importante contestación popular como fueron las de la reforma educativa, el desgraciado asunto del Prestige o la guerra de Irak.
Que se sepa en ninguna junta directiva nacional, regional o provincial, comités ejecutivos, en ningún grupo parlamentario ni siquiera en el último congreso nacional donde elegimos al sucesor de Aznar se dejó traslucir una sola voz discordante ni significativa en cualquiera de estos asuntos o en la orientación que habría que darle al futuro del Partido. A todos se nos pidió entonces ser una “piña” y quizás erróneamente, orillamos un debate interno que de haberse producido, podría haber evitado una parte del “enrarecido clima” que se creó alrededor del Gobierno y del Partido.
Pero se perdió el poder y algunos de los que ayer reclamaban y exigían silencio y solidaridad, hoy pretenden convertirse en abanderados del nuevo rumbo que debe tomar el Partido y en lugar de impulsar y ordenar los debates y discusiones en sus órganos internos, caso del Sr. Piqué, por ejemplo, a la sazón ex Ministro y Presidente Regional del Partido en Cataluña, se dedican con algún otro u otros a enredar y conspirar en cenáculos y tertulias para sentirse protagonistas de una nueva aventura que les permita seguir perpetuándose en el mundo de la política,
Lo cierto y verdad es que, para quienes tuvimos el privilegio de ser testigos y a la vez cofundadores del Partido Popular después de una larga y dura travesía en el desierto, estas frivolidades nos preocupan y nos hacen reclamar una fuerte dosis de sentido común y de autoridad moral y política a sus actuales dirigentes. Mariano Rajoy tiene estos ingredientes y puede corroborarlo quien, como en mi caso, tuve la oportunidad de haber colaborado con él en algunas de las parcelas de responsabilidad que tuvo que asumir en el Partido y en el Gobierno.
La búsqueda del voto “silencioso” no se conseguirá dando bandazos para contentar a un sector de la sociedad y aproximarnos así a un potencial electorado, aunque sea a costa de los principios y convicciones que conforman un proyecto político que hasta el día de hoy respaldan diez millones de españoles. El Partido Popular quedó perfectamente “centrado” a partir de aquel inolvidable Congreso de Sevilla del 1 de Abril de 1990, con un lema muy atractivo por cierto < centrados en la libertad> . Quienes ahora se tienen que “centrar”, pero en su trabajo, son aquellos que tienen responsabilidades de dirección o de gobierno en los distintos ámbitos del Partido o Instituciones públicas.
Dinamizar la vida del Partido para ilusionar a sus sufridos militantes, exigir a los cargos públicos un esfuerzo de trabajo y responsabilidad al nivel de su dedicación y retribuciones, provocar y fomentar el debate interno en los órganos de dirección y sacar el máximo provecho de todos sus activos y recursos humanos que son muy numerosos después de una larga trayectoria y experiencia de años en la oposición y el gobierno son, entre otros, los retos que deben afrontar aquellos que hoy parecen estar más entretenidos en mirarse al espejo que en trabajar día a día para convencer una vez más a quienes en su momento nos dieron su confianza para gobernar este magnífico país.
El Partido Popular no necesita ser “reinventado”, necesita que se vuelvan a remover las energías de cientos de miles de militantes y simpatizantes que están esperando de sus dirigentes ideas, proyectos, impulsos para afrontar los desafíos de una sociedad que se desenvuelve en una nueva era caracterizada por grandes convulsiones en lo social, político, cultural o religioso y la sociedad española es una buena prueba de ello.
Dejemos que Mariano Rajoy marque los tiempos y debe hacerlo, para adoptar las nuevas estrategias que sean necesarias de cara a las próximas confrontaciones electorales y dejémosle que realice también, con las manos libres, los cambios organizativos y personales que conlleve esta nueva etapa sin volver a las andadas por parte de aquellos que solo pretenden mantener su parcelita de poder mediante una permanente presencia mediática que recuerde su irrenunciable protagonismo político.
Jorge Hernández Mollar
Ex Diputado Europeo PP