Excelentísimas e ilustrísimas autoridades eclesiásticas, civiles y militares, Hermano Mayor y cofrades de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús “El Rico” y María Santísima del Amor.
Año tras año Nuestro Padre Jesús “El Rico” nos convoca en esta hermosa y emblemática Plaza del Obispo, a los pies de nuestra Catedral, para removernos el corazon y unirnos a sus deseos de perdon y misericordia de la que hoy será depositario quien, estoy seguro, ya se siente arrepentido y redimido del error de su pasado.
La sociedad en la que estamos inmersos, moderna, cientifica y tecnológicamente muy avanzada, esta sumida, sin embargo, en una crisis que perturba nuestra vida diaria por los problemas económicos o sociales que nos embargan y preocupan.
En un acto como éste, el perdón, la caridad y la justicia divina, que la ha hecho suya el Gobierno de nuestra Nación con este indulto que hoy celebramos, se hace muy presente tambien entre nosotros. Al mismo tiempo hoy y ahora es una buena ocasión, al hilo de la fe religiosa que se respira en este entorno catedralicio, para que no silenciemos la flagrante injusticia social que supone el que haya quienes sufren la terrible lacra del paro y la pobreza en sus hogares, junto a la injusta distribución de la riqueza o la corrupción.
La insuficiencia económica y la inseguridad laboral, provocan inquietud y desasosiego. Especialmente una profunda decepción en nuestros jovenes que, todavia, se sienten desilusionados ante su incierto futuro, incapaces de labrarselo en una sociedad que está obligada a ofrecerles trabajo y salarios justos y decentes.
Es por eso que los responsables publicos debemos seguir acometiendo sin dilación y con firmeza, medidas urgentes para ir recuperando la confianza, gobernar con justicia, honestidad y generosidad y evitar que algunos ciudadanos hagan de su frustacion y angustia la justificación para la desviacion de sus conductas,poniendo en riesgo hasta su propia libertad personal.
La justicia humana y la divina tienen hoy, gracias a Nuestro Padre Jesús “El Rico” y a su Madre María Santísima del Amor, un encuentro que nos emociona y nos hace meditar en la actitud siempre comprensiva y humana que debemos tener con quienes en unas determinadas circunstancias su conducta les ha llevado a marginarse de la sociedad.
Es una magnífica ocasión para terminar esta breve alocución con las palabras de nuestro Papa Francisco en el rezo de su primer Angelus::” Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca. El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Él es Padre amoroso que siempre perdona».
Hoy, con este acto, los malagueños podemos decirle al Santo Padre que no nos cansamos ni nos cansaremos, al menos todos los miércoles santo de nuestra Semana Grande de unirnos a este perdón que hoy aplaudimos y escenificamos.