Una vez más el colectivo LGTBI quiere asestar un nuevo golpe a los sentimientos religiosos y cristianos de la mayoría del pueblo español. En esta ocasión, aprovechando la tradicional cabalgata de los Reyes Magos en Vallecas, se les ha ocurrido participar con una carroza de tres reinas magas del orgullo gay.
Esta iniciativa cuenta, naturalmente, con el impulso de Podemos, de la Alcaldesa Carmena y el beneplácito del PSOE que es quien la mantiene. Es decir otra vuelta de tuerca más que ya inició Doña Manuela con el esperpento de la primera cabalgata, la supresión de los belenes en la puerta de Alcalá y todas las incomodidades con las que pretende erradicar y diluir el sentido cristiano de la vida de sus ciudadanos, utilizando además sin pudor alguno la inocencia y el candor de los niños y niñas que esperan cada año la llegada de los Reyes de Oriente.
Pero no nos engañemos. No se trata solo de una ocurrencia más de un concejal de Carmena o de desnaturalizar la celebración de esta festividad religiosa como “prudentemente” afirma el portavoz municipal del PP en el Ayuntamiento, Martínez Almeida. Se trata de toda una estrategia del lobby gay y de la izquierda progresista que lo respalda, para llevar a término “la revolución dc los espíritus” de Gramsci o la “desintegración moral del enemigo” que propugnaba Lenin. Es decir apoderarse y destruir los valores que conforman nuestra sociedad tradicional representados por sus instituciones civiles o religiosas, la familia e incluso el propio lenguaje que la define como tal.
El insigne socialista Rodolfo Llopis, a la sazón Director General de Primera Enseñanza durante la República, dijo textualmente que “hay que apoderarse del alma de los niños y la revolución en las conciencias es la labor del maestro, el ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución no se haga en las conciencias, la escuela es el arma ideológica de la revolución”. Blanco y en botella… ¿no es lo que estamos observando y sufriendo hoy en nuestra sociedad?
(Publicado Diario Siglo XXI)
Es otra de las muchas batallas ganadas por lo que Gramsci llamó el «marxismo cultural» y las ganará todas mientras la derecha no dé la batalla en el ámbito cultural. Sólo pendiente de que le cuadren las cuentas mientras el mundo, su mundo y sus hijos, se derrumba a su alrededor. O sale a pelear culturalmente o se va por los desagües de la historia.
Totalmente de acuerdo Rafael, es uina estrategia muy bien elaborada…echo de menos también una nota de la Conferencia Episcopal en estos temas, se mojan muy poco…