Frente a la oscuridad que hoy se cierne sobre la humanidad por distintas causas como las guerras; los desastres naturales; la pobreza infantil; las enfermedades; la inmigración de refugiados y hambrientos,… solo la luz que proyecta sobre la tierra la bondad, la ternura y la esperanza del niño que Dios envió a la tierra es capaz de penetrar en la mente y el corazón de los hombres para superar las incertidumbres que esa oscuridad nos abate y entristece.
Parece que negar a Dios, enterrarlo e incluso despreciarlo se ha convertido en la bandera de su más encarnizado enemigo. Vivimos tiempos en los que degradar al hombre y a la mujer en su propia esencia, imagen de Dios, se ha convertido en el leit motiv de quien quiere convencernos de que los creadores del ser humano podemos llegar a ser nosotros mismos y que seremos más libres en la medida que nuestra voluntad solo se someta a nuestros propios sentidos y apetencias.
Huyamos del bullicio y acerquémonos a Belén, donde la luz de la Navidad seguirá alumbrando desde el misterio del nacimiento del Hijo de Dios: “cuando un sereno silencio lo envolvía todo y la noche estaba a mitad de su curso” (Sab 18, 14-15)
¡¡Feliz Navidad 2023!!
Sin desperdicio, como es habitual
Mucha sgracias, un abrazo alfonso
Te echaba de menos, Jorge!.
Qué alegría más grande me has dado con este artículo tuyo. Es una oración q invita a reflexionar y a ser mejor.
Dios te bendiga y que paséis una feliz Navidad y un estupendo 2024!!!
Mucas gracias Norita. La alegría me la dan tus cariñosas palabras. En esa lucha sigo co la ayuda de la ciencia y de Dios y de las oraciones de tantos buenos amigos/as. Un abrazo
Jorge