¡Qué dolor el tuyo!
cuándo con mis blandas manos
pedía en tu vientre oscuro
el calor de tus caricias
¡Qué dolor el tuyo!
cuándo recostado en tu regazo
mordía con mi boca inocente
aquel pecho blando y puro
¡Que risas, madre, que risas!
cuando aquel niño tuyo
cansadas sus piernas de juguete
pedía aquella mano fuerte que aún me sostiene
Con tus lágrimas de verdes ojos,
regastes aquel joven árbol
que hoy entre plantas crece
Fui tu vida, madre, tu vida y la mía
En la flor de tus labios
quedará el sabor de la piel
de aquel niño inocente
que hoy, hombre, te quiere y te siente
En la soledad de mis recuerdos, madre
vuelvo a sentir tus besos
y el dolor en mis mejillas
de tus adorados dientes
Hijo soy que te agradece
tu amor y tu desvelo
hijo soy que cuando amanece
aún limpia el sol con tus cabellos
Vuelve a cantar esa nana, madre
para que oiga la voz que me mece
vuelve a cantar esa nana madre
para que el niño llorón no despierte